Resumen de La Celestina

La obra maestra de Fernando de Rojas

Manuscrito de La Celestina
Manuscrito de La Celestina, Fernando de Rojas. Wiki Commons, Public Domain

La Celestina (1499/1502), de Fernando de Rojas, es una de las obras más leídas y comentadas de la literatura española. Escrita enteramente a manera de diálogo, se considera que esta marca el final de la Edad Media y el comienzo del Renacimiento en la literatura española. Por su forma se le considera una novela y al mismo tiempo una obra de teatro. 

Resumen

Calisto entra afanado al huerto de la casa de Melibea buscando su halcón. Él es un joven de noble linaje y se enamora a primera vista de ella, la única heredera de una familia que la mantiene encerrada en casa. Enloquecido de amor Calisto comienza a expresarle a la mujer sus sentimientos con lisonjas y dulces palabras, pero ella lo rechaza. Abatido regresa a casa y le cuenta sus pesares a uno de sus criados. 

Sempronio, el criado, le sugiere que recurra a una vieja prostituta y alcahueta profesional llamada Celestina. Ésta se hace pasar por vendedora de artículos diversos para entrar en las casas y organizar citas de amantes. También regenta un burdel con dos prostitutas, Areúsa y Elicia.

Pármeno, otro criado de Calisto, cuya madre conocía a Celestina, trata de disuadirlo:

". . . tenía para remediar amores y para se querer bien: tenía huessos de coraçón de ciervo, lengua de bívora, cabeças de cordonizes . . . Venían a ella muchos hombre y mujeres, y a unos demadava el pan do mordían, a otros, de su ropa; a otros, de su sus cabellos . . . a otros dava unos coraçones de cera, llenos de agujas quebradas, y a otras cosas en barro y en plomo fechas, muy espantables a ver. Pintava figuras, dezía palabras en tierra. ¿Quién te podrá dezir lo que esta vieja hazía? Y todo era burla y mentira".

A pesar de las razones de Pármeno, Calisto no le hace caso e insiste en su deseo de poseer a Melibea. De notar que la ansiedad por Melibea no es el amor puro ni el matrimonio, sino el acto carnal. Celestina conjura al diablo para hechizar a Melibea y hacer que se enamore de Calisto. Y como promesa va a recibir a cambio de su trabajo una considerable suma de dinero. 

Celestina, sagaz como un zorro,  también logra corromper a Pármeno cuando una de sus prostitutas, Areúsa, lo seduce y lo pone en el bando de la vieja. Elicia, la otra prostituta, es la amante de Sempronio.

Con el pretexto de venderle hilado a Melibea, logra entrar en su casa y se queda con un cordón de ella que usa para completar el hechizo. Aunque al inicio Melibea no es receptiva a las palabras que Celestina pronuncia acerca de Calisto, se acuerda una segunda reunión con ella ya que Melibea se siente culpable por haber tratado mal a la vieja. Además, como el hilo es parte del encantamiento apenas Melibea lo toca comienza a sentir algo por Calisto acuerda una cita con él a través de la vieja alcahueta. La Celestina acuerda una cita a la media noche para que los jóvenes se puedan ver. 

Celestina corre donde Calisto a darle las buenas nuevas y este, emocionado, le da el pago en una valiosa cadena de oro. 

El primer encuentro de los jóvenes es breve pero lleno de pasión. Se acuerda otra reunión en la noche siguiente para poder pasar más rato juntos. Así, a la noche siguiente, Calisto escala los muros que los conducen a la habitación de Melibea, donde satisfacen su deseo carnal. Melibea se debate entre haber pedido su honor con un hombre al que apenas conoce y sin estar casada, y además por cuenta de un encantamiento de hechicería; pareciera que su culpa se empequeñece respecto al fuertísimo deseo carnal que los une. 

Al mismo tiempo, los criados acuden a donde Celestina por su parte del pago. La mujer se niega a compartir y los criados se vengan de ella matándola. Sempronio y Pármeno serán juzgados y eventualmente mueren decapitados en la plaza pública. 

Las dos prostitutas, que se han quedado sin Celestina y sin sus amantes, deciden vengarse de Calisto y Melibea. Así, envían al rufián Centurio a que arme un alboroto en la calle durante la tercera cita romántica entre Calisto y Melibea. Calisto quien se ha quedado dormido en la habitación de la joven,  intenta huír de mañana para que el padre de Melibea no lo encuentre. Centurio arma un escándalo en la calle y Calisto despierta, baja los muros del jardín apresuradamente para no dejarse ver y ahí se tropieza y muere en la caída. Al ver esto Melibea confiesa a su padre sus amores con Calisto y sus tratos con Celestina, y enseguida se quita la vida, lanzándose de la torre de su casa. 

La obra termina con la lamentación de Pleberio y su esposa, los padres de Melibea.